miércoles, 26 de agosto de 2009

NOS HACEMOS NOTAR... LOS HOMBRES DE VALOR TAMBIEN CELEBRO



HOLY - WIN
Ven... Te estamos esperando
Eres Importante para Dios... dejando atrás todo lo que
te impide avanzar y viendo el futuro de lo que
puedes lograr alcanzar; solo así podras sentir
el amor que CRISTO tiene para ti.

Nuestra vida está llena de milagros

Nuestra vida está llena de milagros
Son innumerables las ocasiones en donde súbitamente experimentamos una fuerza, una mano, una sonrisa o una dádiva que no preveíamos. Lastimosamente, no guardamos con la frecuencia necesaria estos registros, sino por lo contrario, recordamos nuestros esfuerzos, justificaciones y obsesiones. Perdonar es la capacidad de consentir un mandato de Dios para asistir al milagro de su gracia. A continuación, un análisis psicodinámico del perdón. Perdonar es poder elegir de nuevo, librándonos de la obsesión de la repetición. Es reconocer que los otros no son responsables de nuestra infelicidad. Perdonar es permitirnos aceptar que nuestros problemas han sido resueltos. Perdonar requiere cambiar la perspectiva que tenemos del mundo; mundo que frecuentemente construímos a partir de una ilusión. Creamos un lugar en donde hallamos placer y evitamos el dolor. Pero esta construcción dificulta la percepción del amor incondicional de Dios, ya que disocia la realidad en una ingenua perspectiva que marca por un lado, algo separado de Dios en donde hay sufrimiento. Solamente cuando perdonamos resolvemos esta dicotomía, ya que el perdonar es la expresión más clara del “ministerio de la reconciliación”. Aceptar que vivimos bajo la gracia de Dios, aceptarnos a nosotros mismos como personas perdonadas, aceptar que de nuestro interior brota una espontánea e innata capacidad de amar. Perdonar es experimentar que podemos deconstruir nuestras defensas, que podemos volver a elegir, que el mundo está abierto a una gama infinita de nuevos puntos de vista. Nuevas percepciones de la multiforme gracia de Dios. Todo lo anterior no es más que la descripción de las condiciones básicas que la persona necesita para crecer; es decir, las condiciones necesarias para experimentar el milagro del amor de Dios.